
La poética de caminar el espacio sonoro
Imaginemos que nuestro mundo se representa bajo la idea de una partitura de música concreta, una composición abstracta, donde todos los ritmos, así como los diversos timbres que escuchamos de su naturaleza crean una configuración sonora. En esta nos encontramos con la ejecución de todos los instrumentos musicales jamás fabricados y de los que emergen sonidos en todas las octavas perceptibles, así esta pieza sonora que se manifiesta melódicamente ante nuestros oídos, la podemos enmarcar poéticamente en la escucha del paisaje personal, que transforma nuestro medio ambiente sonoro, al caminarlo en su temporalidad efímera, en una apropiación cinética en las diversas formas de andar, donde se recrea cotidianamente la banda sonora que conforma nuestra historia de vida.
Precisemos: toda analogía en término de intrumentalidad entendida en el sentido propio será un riesgo, todavía mas que la morfología urbana por el material, la volumetría, presenta algunos tratados comparables a los de la laudería acústica. Es a nivel de la operatividad misma, –los modos de acción, los tipos de efectos– es decir la instrumentación en el sentido exacto del término, es un trabajo que puede comenzar: probar un instrumentarium del medio ambiente.
(J. F. Augoyard & Torgue, 1992, p. 10).
En esta sonoridad de la apropiación del espacio, nos adentramos en la ciudad, misma que nos invita a caminarla, para sumergirnos en el imaginario sonoro, donde la transformamos con la evocación de nuestros deseos, en los paseos a pie por barrios y plazas, en la conquista de las calles desconocidas que nos llevan al rincón donde podemos escuchar con atención o distraídamente nuestros pasos, para evocar los lugares y sus sonidos ya vividos, tal como como si fueran familiares. Son las pisadas errantes que articulan los trayectos, paseos y caminatas en una manifestación creativa, bosquejando en el piso nuestra propia cartografía, con el gesto artístico del andar por la tierra en plena libertad individual. Dejamos un testimonio en el eco de nuestras pisadas, caminando hacia todas las direcciones con sus bifurcaciones, en plena creatividad para diseñar nuestros caminos, en diversas formas de transhumanizar la urbe.
- Tololos y Coloradas celebración y veneración a San Sebastían Peregrino.
San Sebastián del Sur es un pueblo de origen prehispánico que llevó primero el nombre de Tenonahuastitlán [sic] (Teponahuaxtitlan) y después le llamaron Cuauoteponahuastitlán (Cuauoteponahuaztitlan) que significa “entre los árboles de Tepenahuastli” [sic] (Teponahuaxtli), instrumento musical que se hacía de la madera de ese árbol, llamado así por los antiguos habitantes
Región de Zapotlán el Grande, de lengua tzaulteca (sayulteca).
La comunidad de San Sebastián del Sur, que tiene como santo patrono a San Sebastián Mártir desde la época colonial, son llamados “tololos” y a sus esposas el de “coloradas”a las cuadrillas,y portadores teniendo cada uno líderes tlayacanquis y topiles ↩︎